viernes, 9 de julio de 2010

La vida en el país se paró con el partido de España

La estampa de quietud se repetía en cada pueblo o ciudad. Comercios cerrados, calles sin tráfico, sólo algún transeúnte que aprovechaba la soledad de las avenidas durante la gran semifinal. Entonces llegó el gol de Puyol y se rompió el sigilo. Miles de voces, proferidas desde cada balcón, cada bar repleto de banderas o cada rincón donde hubiera una pantalla gigante, sacudieron el país. Como también sonaron los claxons de los autobuses urbanos o los taxistas, que cantaban así el gol que habían escuchado por la radio mientras viajaban de vacío.

La vida en el país se paró con el partido de España

Nadie quería despegarse de la silla. Según datos facilitados por la empresa suministradora de agua Canal de Isabel II, el consumo se disparó un 26% durante el descanso del partido (había que aprovechar para hidratarse y visitar el baño). El aumento del consumo de agua fue gradual desde las 18:30 (hasta el tope del 15% más que el miércoles anterior) justo hasta el comienzo del partido, cuando se produjo un brusco descenso que sólo remontó en el descanso y tras el final (entonces, el consumo se recuperó en un 21 por ciento en seis minutos).

Sin urgencias.

Hasta las llamadas al servicio de emergencias 112 de la Comunidad de Madrid (que aglutina incidencias por accidentes, bomberos o urgencias hospitalarias) fueron un 19 por ciento menor que el miércoles de la semana anterior. Atendieron 924 avisos (por los 1.145 del otro miércoles). El país se paralizó.

Todo lo contrario que al término del partido. Fue entonces cuando una marea roja inundó las principales arterias de cada ciudad. En Madrid los aficionados se bañaron en Sol y otras fuentes al estar Colón y Cibeles custodiadas. Se llegaron a recoger 37.500 kilos de basura más que cualquier otro día. Es la huella que dejó una proeza... España está en la final.

Fuente: AS

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